domingo, 20 de noviembre de 2016

Del Potro, como el Ave Fénix

Nota de opinión


Por Alejandro Severini

Como un ave fénix, Juan Martín Del Potro consiguió resurgir en su vuelta al circuito, en lo que significa un gran año en su carrera, no en cuanto a títulos sino por demostrar cuan equivocados estaban todos aquellos que tras su lesión en la muñeca izquierda y su posterior recuperación, lo consideraban un ex jugador.

No es casualidad que en su regreso, sin duda alguna, triunfal; haya conseguido derrotar a varios top ten como Nadal, Djokovic y Andy Murray.  Pero un detalle de interés es que sus logros más notables desde su reinserción los haya conseguido representando a la Argentina, tanto en la Copa Davis como en los Juegos Olímpicos, cuando en el pasado no eran pocos quienes cuestionaban su compromiso nacional.

Por si lo dicho no es suficiente, Del Potro volvió a mostrar su clase y se consagró campeón en el ATP 250 de Estocolmo y además, se ubicó nuevamente como el mejor argentino del ranking. Algo que era previsible y además lógico de acuerdo a la categoría de jugador que él es.

Si en el balance se puede decir que para el tandilense fue un gran año, si logra adjudicarse la final de la Copa Davis con una buena actuación personal, sumado a la medalla de plata olímpica conseguida en Río, podríamos inferir que sería el mejor año de su carrera hasta el momento; no por cantidad de títulos sino por contagiar a todos los espectadores con su sacrificio, deleitar a los mismos con su juego y por qué no, con el histrionismo con el que realiza sus reclamos a los umpires.  En el balance, su año fue  exitoso, algo que para muchos era inesperado.

Así como resurgió el Ave Fénix,   Del Potro debe continuar triunfante y con vuelo propio. 

martes, 8 de noviembre de 2016

Un recorrido por la feria del Parque Centenario

EN LA CONJUNCIÓN DE LOS BARRIOS PORTEÑOS DE CABALLITO, ALMAGRO Y VILLA CRESPO ESTÁ EL PARQUE CENTENARIO, QUE ADEMÁS DE OFRECER UN AMPLIO ESPACIO VERDE PARA LA FAMILIA POSEE UNA FERIA DE MÁS DE 500 PUESTOS DE ARTESANÍAS, ANTIGÜEDADES, ROPA Y ARTÍCULOS DE COLECCIÓN.




Es un lugar común para las familias porteñas que desean pasar un día de esparcimiento mientras disfrutan del aire libre en sus vastos espacios verdes, coronados por un lago artificial donde habitan peces koi silvestres, patos y cisnes; o para aquellos que desean ver un espectáculo en el anfiteatro. Desde hace 15 años, en el Parque Centenario, la feria que rodea al predio ha crecido en forma constante y representa una alternativa o complemento del paseo.
En este contexto cabe resaltar que la feria de artesanos tiene una longeva historia en el parque, a diferencia de otra feria paralela más emparentada con el mercado de pulgas y los artículos de segunda mano que surgió alrededor del 2001, en una época de crisis económica.
En un primer momento, la feria no tenía el lugar físico que posee en la actualidad sino que existían los denominados manteros, denominados así debido a que exhibían sus mercaderías en mantas sobre el pasto.
En esta feria en particular prima la variedad, debido a que la ubicación de los puestos no responde a ningún orden temático. Recorrerla en toda su extensión suele llevar alrededor de dos horas según el interés particular y la oferta de los puestos, todo esto sumado a la duración de las “negociaciones” comúnmente conocidas como regateo.
Su extensión va desde el Museo de Ciencias Naturales hasta el Hospital Naval. Como existe una preponderancia de los artículos coleccionables, la feria se convirtió en un punto de convergencia de coleccionistas que, con el paso del tiempo, forjaron amistades que trascienden al paseo en sí.
En este recorrido hay personajes variopintos con infinidad de historias que contar, como es el caso de Claudia Quinci, quien trabaja allí desde hace más de 10 años. Al ser consultada por Pirámide Invertida, explica: “Esta feria surgió por gente que tenía ganas de vender pero más por una cuestión de necesidad. En un principio el lugar no estaba delimitado y la cantidad de puesteros era muy escasa, hasta que Jorge Cafrune, actual delegado de unos 300 puestos, se ubicó al lado de los stands de libros. Acá encontrás de todo”. También  recuerda momentos de vicisitudes e incertidumbre que lograron atravesar: “Tuvimos problemas cuando enrejaron el predio porque nos quitaban libertad, pensábamos que nos iban a echar, pero igualmente resistimos en nuestro sector”, rememora.
Actualmente Claudia se dedica a vender muñecos pero también pasó por el rubro de la compraventa de antigüedades, de donde recuerda una anécdota que ilustra las oportunidades y sorpresas que encierra la feria: “Un cartonero ofrecía una máquina de escribir a un puestero que se negaba y ante la insistencia del vendedor lo derivó a un puesto contiguo. Posteriormente a la compra, al limpiar la máquina encontró envuelto en su interior 50.000 pesos”.
Otro “feriante”, como ellos gustan denominarse, es Francisco Pérez, quien se dedica al coleccionismo y por este hobby conoció la feria de la que actualmente forma parte. Una de las atracciones que más disfruta de ella es el intercambio. “En la feria se consigue de todo a distintos precios, cada compra o venta encierra una historia”, reconoce.
Hay mucha gente que no duda en adquirir productos rotos o dañados ya que disfruta realizando el proceso de restauración. Otros, en cambio, optan por adquirir artículos artesanales de gran factura como bijouterie, ropa y artículos de vidrio soplado a muy buen precio.
Estas historias, entre tantas otras, son una muestra de las oportunidades que brinda la feria, a la que acuden miles de personas cada fin de semana con la esperanza de encontrar ese artículo que tanto desean, mientras disfrutan de un momento de esparcimiento en este espacio donde confluyen amigos y personas que comparten intereses y gustos.
Por Alejandro Severini